Medios de un proyecto

La inscripción de nuestro macizo en la lista de lugares del Patrimonio Mundial de UNESCO es abordable puesto que, en rigor, goza ya de reales apoyos protectores.

En la vertiente francesa, el Parque Nacional de los Pirineos Occidentales, ofrece una primera indicación formal de tal intencionalidad. Dentro de dicho territorio además, tres importantes y extensos sectores como Gavarnie, Estaubé y Troumouse gozan de otra acentuada protección especial.
 
 
     
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En la vertiente aragonesa, el valle de Ordesa ha cumplido en 1993 sus tres cuartos de siglo de consideración como Parque Nacional y una zona occidental denominada del Viñamala, sumada al territorio del antiguo Parque Nacional de Ordesa, fue reconocida en 1978 como Reserva de la Biosfera.

Las relatadas protecciones de carácter nacional, suponen un apoyo o recurso imprescindible y de sumo interés para obtener la inclusión del paraje en el Patrimonio Mundial. Como es sabido, UNESCO no aporta ninguna medida protectora suplementaria, al menos por propia iniciativa. La toma de decisiones corresponde a los estados, quienes aportan los medios y adoptan las medidas de protección imprescindibles para conservar valores culturales y riquezas naturales de calidad que adornan los lugares admitidos como Patrimonio Mundial. UNESCO, a lo sumo, se "limita" a sugerir recomendaciones.
     
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En todo caso, alrededor del lugar clasificado propiamente dicho, UNESCO desea -o mejor, UNESCO exige- una zona representativa intermedia, en donde la armonía paisajística sea tal que prepare o motive al visitante a evaluar debidamente "la maravilla" que se le va a ofrecer a continuación.

Estas circunstancias se dan ya hoy en nuestro territorio. Alrededor del macizo, y en sus estribaciones, existen sectores periféricos que responden a dichos deseos de UNESCO: una llamada zona "perimétrica" de protección. Por otra parte, el régimen de hermanamiento establecido entre ambos Parques Nacionales supone un último y no despreciable apoyo circunstancial.
 
 
     
A todo lo indicado se suma un obligado reglamento de gestión, a tener en cuenta en la propuesta a presentar a UNESCO. Ello supone la institucionalización de un organismo con capacidad gestora, encargado de seguir y supervisar la perennidad de la inscripción. Con tal objetivo, parece imprescindible contar con el apoyo de los Parques Nacionales debido a los medios de que disponen.

La consideración por lo tanto del macizo como Patrimonio Mundial, no supone ningún inconveniente, ni puede entorpecer o estorbar las iniciativas locales que se sumen a su gestión protectora.
 
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Una imagen prestigiosa

Para quienes se inquieten a causa de eventuales consignas restrictivas, ante la eventual incorporación del Monte Perdido al Patrimonio Mundial, convendrá plantear algunas reflexiones de principio. La única ventaja más aparente se refiere a su valor publicitario de interés turístico. Se dotaría así a nuestro macizo de una prestigiosa "marca" de gran calidad. En tales circunstancias, la principal dificultad consistiría, más bien, en dominar los excedentes de público visitante, expansionarle equilibradamente a través de los períodos estacionales y distribuir adecuadamente en el espacio, el flujo suplementario de visitantes que un distintivo de prestigio como el que se comenta conlleva.
 
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Las tradiciones y su porvenir

Conviene, no obstante, comentar que conseguir la inclusión de nuestro macizo en el Patrimonio Mundial, que nos proponemos a través de la asociación, supondría el importante logro complementario de resucitar una vez más la unión de objetivos comunes entre los residentes de Barege y la Mancomunidad del Valle de Broto; colaboración tradicional transfronteriza que ya ha dado su primer paso al crear la asociación.
 
 
     
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Renovar así y con tal motivo las ancestrales relaciones entre los países de Broto y Bareges, supone renovar también un intercambio de múltiples nuevas ideas, de programas y futuras preocupaciones, con la esperanza de alcanzar su vigor de antaño.

Quizás una de las mejores alternativas a proponer sería apoyar la reinversión de las ganancias obtenidas con el turismo, en el desarrollo del conjunto de las actividades agropastorales, al servicio de nuestros valles, contribuyendo así de forma eficaz, a la perenne conservación adecuada, y hasta natural y tradicional del paisaje, aspecto que ya los Parques Nacionales han tenido en cuenta.
     
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Renovación de la confianza en un destino común

Restablecido el referido vigor en un mundo amenazado por la uniformidad, permite esperar que el país desarrollado alrededor del macizo de Los Tres Serols, sin duda dotado de auténtica entidad, podría apoyar en ella su dominio económico.

Donde las promesas de una historia rica deriven hacia sectores dinámicos de modernidad y porvenir de calidad real productiva.

La confirmación a nivel mundial de la belleza de nuestros paisajes, como de los más hermosos de nuestro planeta, incrementará nuestra confianza en nosotros mismos, y con ello, una renovación de la esperanza en el destino compartido de nuestros montes.